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 Vea el vídeo de San Miguel de Foces, antes de su reapertura el 1-Julio-2004
Según D. Gregorio García Ciprés    
    El Templo por fuera
 

      Fué el siglo XIII para las Bellas Artes uno de los más salientes en el Occidente, consiguiendo en él la Arquitectura tal grandeza y esplendor en el mundo católico, que para formarse idea de ello, basta recordar que algunos espíritus austeros llegaron a escandalizarse de tanto esplendor, condenando en sus escritos este desenvolvimiento y progreso artísticos con frases como esta: "la Iglesia, consintiendo que en sus templos penetre el lujo con la elevación de sus naves, la longitud de sus interiores, la riqueza de los materiales empleados en ellas, con sus derroches en esculturas y pinturas, tapizando y pintando sus muros y sus portadas no hace otra cosa que cubrir de oro sus paredes y dejar a sus hijos sin vestidos". Pero estos genios apocados eran por fortuna pocos y despreciados, perdiéndose en el vacío sus gemidos y censuras, apagados por la aclamación general que lanzó Suger: "Mientras más valor tienen las cosas, más obligación hay de consagrarlas a Dios".
    Aragón no fue a la zaga en este resurgir del arte y esmaltó su fértil suelo con monumentos a cual más notable, combinándose con exquisito gusto el yacente románico con el naciente ojival.
    Concretándonos al templo de Foces, cuyo ameno paraje viene a acrecentar sus bellezas, diremos que afecta la forma de cruz latina, de una sola y ancha nave, siendo románico en su base para continuar la bóveda ojival con rica ornamcentación en la capilla mayor y laterales. La puerta principal, que da acceso al templo, está labrada con el más exquisito gusto románico y consta de cuatro arcos semicirculares que disimulan el grueso del muro, ricamente bordados en zig-zag; en arcos recortados, en medias cañas y en puntas de diamante quedando encerrada toda la arquivolta por linda franja que cubre también con idéntico dibujo la imposta de sus labrados capiteles de forma corintia, con su ábaco cubierto de hojas de fina labor. Desprovistos de columnas estos capiteles, dejan al descubierto el muro, que está trabajado con sumo cuidado y simulando con medias cañas los fustes de las columnas.
    El ser esta portada en un todo igual a la de la ermita de Salas la cual está también sin colunmas, como igualmente la de la Catedral de Huesca, que comunica con el claustro, hace suponer que esta supresión fue gusto del arquitecto que las hizo. El tímpano o dintel de la portada de Foc¢s está labrado de finísima labor que oculta el espeso blanqueo que le dieron a mediados del siglo XlX, no pudiendo apreciarse por ahora lo que en su día, cuando se desprenda la cal, será la admiración de los visitantes.
    Cubre tan notable portada, digna de suntuosa Catedral, una ligera comisa, descansando en catorce canecillos de sencilla traza.
    Recorriendo su exterior encontramos en el muro del crucero el escudo de los Sanjuanistas, consistente en la cruz de ocho puntas en memoria de las ocho bienaventuranzas. Además se nota muy bien en cada piedra las runas o iniciales, o mejor dicho los signos que cada caqtero tenía para saber las piedras que labraban: idénticos a estos signos que se ven en Foces se encuentran en los muros de Montearagón, y el castillo de Loarre, lo cual demuestra lo mucho que se usó esta costumbre.
    El ábside está formado por tres: el central que corresponde al presbiterio y los dos laterales que pertenecen a las dos capillas laterales con las que se llena el espacio del crucero. El ábside central es octógono con gruesos contrafuertes que suben hasta el tejado; rasgados su lienzos con largas ventanas coronadas de arcos ojivales unas veces, otras con arcos de medio punto y adomados con delgadas y esbeltas columnitas, disimulando el grueso del muro, con capiteles de forma cónica, pequeños y con follaje. Estas ventanas estuvieron en un principio abiertas, con vidrieras, con lo que habría abundantísima luz en el interior. En la actualidad están tapiadas, produciendo la impresión triste que forma un rostro con los ojos cerrados. Los ábsides laterales son en un todo iguales al central, pero quedándose más bajos para así realzar más la belleza del central en cuya parte alta borda el muro un precioso rosetón destrozado y ruinoso por el sentimiento de los sillares laterales, cuya restauración se está haciendo en la actualidad. La cornisa que sostiene el tejado descansa en una serie de canecillos sencillos y el tejado a su vez descansa inmediatamente en bóvedas sin maderaje alguno, porque la bóveda está formada de piedra labrada como se hacía en las construcciones románicas, cuya solidez es indiscutible.
    En el sitio donde hoy se ha improvisado el campanario levantábase una torre cuadrada que llamaríamos la del homenaje, la cual se comunicaba con las habitaciones del Comendador. El claustro estaba al Norte del templo y aún se conserva restos del arranque de la bóveda, descansando en los muros del templo y la puerta que comunicaba con él.








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Ermita de San Miguel de Foces (recientemente restaurada)
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    "In Memoriam" de D. Benito Cardeñosa Lera, inagotable motor impulsor de la promoción cultural y turística de Ibieca y su ermita de San Miguel de Foces (Huesca).


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