|  5. Atho de Foces, 
              hijo del anterior (Eximio de Foces), era también mesnadero del rey 
              don Jaime I, y de él habla repetidas veces en su crónica este monarca 
              aragonés, cuyo bando siguió fielmente, encontrándose al lado de 
              D. Jaime en la muerte de D. Pedro Abones, señor de Bolea; no se 
              apartó de su rey cuando éste vino a Huesca, esperándole en las afueras 
              cuando pudo D. Jaime evadirse de la celada que le tenían preparada 
              los de Huesca y huyó por la puerta que salía al Isuela, camino de 
              Bolea, y por la alameda, Isuela abajo fuese con su mesnada hasta 
              encontrar a D. Atho de Foces que le esperaba llorando, por 
              temor a la suerte que hubiera corrido D. Jaime (año 1224).
 Cuando 
              murió en Barcelona el rey Alfonso III (17 junio 1291), D. Atho de 
              Foces se encontraba presente, siendo uno de los tres representantes 
              del reino de Aragón que fueron a Mallorca a esperar al futuro 
              monarca, hermano del finado, que fue D. Jaime II, con el que se 
              juntó el 6 de Agosto del mismo año.
 Describimos el sello que 
              usó para sus documentos, del cual se conserva uno pendiente de 
              un pergamino, que se guarda en el archivo de la Catedral de Valencia 
              (sig. 0567-17); es redondo, de cera encarnada, con un escudo que 
              lleva por divisa doce cartabones. La leyenda de dicho sello dice 
              así:
 SIGILV... THONI DE FOCIB... 
              (Sigillum Anthoni de Focibus)
 
 En 1288 sirvió al rey Alfonso contra el rey de Mallorca, según lo dice 
              Zurita.
 Murió el 19 de septiembre de 1302, siendo sepultado en su 
              panteón del templo de San Miguel de Foces.
 
 6. Ximeno de Foces 
              fue en 1309 a la cruzada contra los moros de Granada.
 
 7. Artal de Foces 
              fue gobernador del reino de Mallorca, y estuvo dos veces casado; 
              la primera con D.ª Esclarmunda (ésta murió en el año 1371), hija 
              de D. Sancho de Mallorca y de D.ª Saura, hija del noble consiliario 
              Ferrer de Roselló, la cual fue enterrada en La Seo de Mallorca, 
              de la que se conserva la losa que cubría sus restos mortales.
 Esta lápida funeraria, de gran mérito heráldico, pues 
              contiene cuatro escudos, los cuales dan abundante luz para 
desvanecer las opiniones que de ella han vertido Bover, Piferrer y 
              el mismo Cuadrado, pues los dos escudos superiores sabido es que 
              son los bastones de Aragón. De los dos restantes, el de la derecha 
              con su banda de bastardía sobre los bastones de Aragón, es fácil 
              colegir, y más porque de él vese aparecer el de los Roselló de Mallorca. 
              El escudo de la izquierda pertenece a los Foces, emparentados 
              con los Boil.
 Esto viene a corroborar la leyenda que la rodea, que 
              dice así:
 : HIC : JACET : NO bil IS : DO min A : SCLARMVNDA : FILIA 
              : NOBILIS : VIRI : do MINI : SAN cii : de : mayoRICIS : QVONDAM 
              : VXORQ : NOBILIS : VIRI : DOMINI : ARtALDI : de : FOSSIBVS : MILITIS 
              : Q : ... : ... : clAVSSIT : EXTREMuM : XVI : JVLi : (anno) : DNI 
              : M : CCC : LXX : PRIMO.
 Cuya traducción es: "Aquí yace la noble Señora Esclarmunda, 
              hija del noble varón don Sancho de Mallorca, difunto, y esposa del 
              noble varón don Artal de Fosses, militar, la cual acabó sus 
              días el 16 de julio 1371". Esta inscripción con caracteres 
góticos está en conformidad con la figura de la mujer yacente bajo doselete 
              del más puro ojival, como igualmente los cuatro escudos mencionados 
              y el simbólico perro que tiene a los pies. Por tanto, hay que reconocer 
              que las letras de la orla son las que nos dicen a quien cubrió aquella 
              losa, que no fue por cierto a la esposa de Jaime II Esclarmunda 
              de Foix y Moncada, fallecida el 1318 y enterrada en Perpignan, como 
              supusieron algunos historiadores de Mallorca, ni tampoco de su hija 
              Esclarmunda, casada con D. Artal, conde de Foix, porque la inscripción 
              dice Fosses, esto es, Foces y no Foix.
 No dudamos que los que opinaron 
              era la condesa de Foix, lo harían basados en el testamento que otorgó 
              dicha señora en Barcelona ante el notario Bernardo Arnaldi en 10 
              de Julio de 1367 en el que, entre otras cosas, manda que su cuerpo 
              sea enterrado en la iglesia de Santa María de la Seo de Mallorca, 
              en la capilla fundada por el ínclito Jaime de buena memoria, rey 
              de Mallorca, y que en caso de acontecer su muerte en Barcelona, 
              quiere ser sepultada en aquella Catedral, pero que después de un 
              año de su muerte, sea trasladado su cadáver a la de Mallorca y 
              colocada en el dicho lugar, haciendo para que así se verificase 
              muchos encargos a su heredero con el objeto de que no dejara de 
              cumplirlo. Pero a esta duda vienen los escudos de Foces a desvanecerlo.
 D. Artal de Foces quedó viudo, por tanto, en 1371, y pasó a contraer 
              segundo matrimonio con D.ª Sibila Forcia, hija de Bernard, señor 
              de Forcia en Ampurdán, cuyo segundo matrimonio debió ser muy corto 
              por fallecimiento de D. Artal de Foces; y D.ªSibila pasó a
contraer segundas nupcias con el rey de
Aragón D. Pedro IV el Ceremonioso,
que era ya viudo de tres mujeres y, atraído de la hermosura de D.ª Sibila, la
tomó por esposa el año 1377, rehusando a la reina de Nápoles, viuda del 
infante de Mallorca. No contento con elevarla al trono, 
después de celebrar cortes en
Monzón, dispuso coronarla en Zaragoza
en Enero de 1380, con extraordinaria
pompa. Millares de espectadores la vieron salir de la 
Aljafería montada sobre
caballo blanco enjaezado con ricos paramentos y frenos de plata y oro, rodeada
de arzobispos, condes, vizcondes y barones, escoltada por cien damas y por la
flor de la nobleza. Las calles de Zaragoza iluminadas, con profusión de 
hachas y blandones, y engalanados con los más
ricos paños, presentaban el aspecto deslumbrador de sus mejores días. 
En el Aseo (La Seo) fue ungida D.ª Sibila por el arzobispo, colocándole 
la dalmática y el
manípulo recamados de oro y pedrería,
sus cabellos sueltos y ondulantes, y recibió la corona de manos de su esposo,
colocándola en la mano derecha un
cetro de oro y en la izquierda el globo y
en uno de los dedos la sortija, regresando a palacio bajo palio, 
llevado por los
jurados de la ciudad, llevando los cordones de las riendas del caballo, 
los de la derecha, caballeros aragoneses y valencianos, y catalanes y 
mallorquines, a la
izquierda.
 Toda esta grandeza se desvaneció cual
humo que el viento arrastra, al morir su
esposo en 1387, hasta el punto que tuvo
que salir huyendo de Barcelona a media
noche, acompañada de su hermano el conde de Pallás; pero 
detenida antes de salir
del principado, fue acusada de dar al rey
hechizos y a su entenado el nuevo rey D.
Juan, siendo duramente tratada hasta que
renunció a todo derecho en su entenado,
quien le asignó una mezquina renta.
 Murió D.ª Sibila el año 1407 y fue
sepultada en el convento de San Francisco de Barcelona, en el suntuoso 
sepulcro donde estuvieron los restos del rev D.
Alfonso, y que habían sido trasladaclos a
Lérida, colocándole su estatua yacente.
Así se conservó por espacio de 400 años,
hasta que al destruirse aquel convento
fue trasladada esta estatua al hoy Museo
de antigüedades de San Juan.
 Esta estatua está labrada en piedra
gris, es de estilo elegante, viste el hábito
de San Francisco y está coronada; la
mano izquierda sobre el pecho y en la
derecha el cetro; a los pies dos perros,
uno o cada lado, mirándose.
 Si hubiéramos dc detenernos en reseñar
las mujeres ilustres que tuvieron este apellido
Foces, nos haríamos interminables. Baste
decir que las más linajudas familias aragonesas se 
enlazaron con este linaje; de
aquí que las armas de los Foces, que consistían en tres 
hoces de podar azules en
campo de oro, se encuentren enlazadas con las de
otros apellidos; así las hemos visto en los
Mur, por el matrimonio de D. Alonso
Mur con una Foces, el escudo partido en
palo: en el primer cuartel las armas de los
Mur; en el segundo, las tres hoces de los
Foces.
 Igualmente podríamos citar de los
Bardaxí, Abarca y otros en que aparecen
las hoces, que no siempre son tres, en
algunos es una sola, como se ve en el
escudo de enlace de Pedro Boyl e Isabel
de Foces.
 Hay escudo también perteneciente a
los Foces, que en campo de gules tiene
puestas en sartor las cinco hoces de
podar, de plata.
 Estas diversas maneras de timbrar el
escudo, con una, tres y cinco hoces obedece, a 
nuestro modo de entender, a las
diversas ramas que se formaron de este
apellido, pues aunque la rama principal
se trasladó al castillo y posesiones que
tenía en Albaida al hacer la donación del
castillo y villa de Foces a los sanjuanistas,
otras ramas radicaron en Zaragoza y
otros puntos de Aragón.
 En 1585 D. Diego de Foces, 
              militar, era vecino de Zaragoza, con casal propio, tenido por todos 
              por infanzón.
 En 1652 D. Josef de Foces 
              era maestre de Campo, y de él habla el cronista Dorroer en la introducción 
              a sus "Anales".
 La rama directa se continuó en D. Ramiro 
              de Foces, rico-hombre de Aragón, que militó a las órdenes 
              de Fernando III. Era señor del castillo y lugar de Albaida, y cuando 
              en la ortografía castellana se introdujo la h por la f, 
              llamándose hoz a lo que antes se pronunciaba foz, 
              este apellido adaptó la mutación en la línea directa establecida 
              en Albaida, y así se apellidó uno de sus señores Pedro 
              de Hoces, que fue embajador en Inglaterra por el rey 
              de España.
 Esta casa subió a la categoría de condado con el título 
              de Hornachuelos, cuyo privilegio fue concedido por el rey Felipe 
              IV con fecha 21 de julio de 1640 a
 I. D. Alonso-Antonio de Hoces, 
              hijo de D. Lope de Hoces, caballero de Santiago, general de la flota, 
              almirante general y gobernador de la Armada del Océano, y de D.ª 
              María Aldonza de Hoces y Haro, su mujer y sobrina. 
              Este D. Alonso-Antonio de Hoces y Hoces fue el primer conde 
              de Hornachuelos.
 II. D. Pedro de Hoces y Aguayo 
              fue el segundo conde de Hornachuelos.
 III. D. Lope de Hoces y Hoces, 
              tercer conde de Hornachuelos, fue ministro del Consejo de Indias.
 IV. D. Pedro de Hoces 
              fue el cuarto conde de Hornachuelos, y estaba casado con D.ª Teresa-Rosa 
              Paniagua, hija del primer marqués de Santa Cruz, que florecieron 
              por los años 1681.
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